CARMELA, UN LARGO CAMINO EN LA BÚSQUEDA

Mi nombre es Clemencia del Carmen Díaz, pero me dicen Carmela. Desde que me enteré a los 23 años que era hija adoptiva siento que tengo una deuda conmigo, desde ese momento con datos que fui recabando comencé mi búsqueda sin resultados positivos. Según mi partida de nacimiento nací en la ciudad de Tucumán el día 30 de diciembre de 1960. Mis padres adoptivos son Marcos Cornelio Díaz (fallecido en el año 1961) y Clemencia del Carmen Caseres, quienes me anotaron en el registro civil de Tucumán como hija legítima del matrimonio.


Vivo en Gualeguaychú, en la provincia de Entre Ríos, desde hace ya 11 años. El Señor Dios me bendijo con una hermosa familia, mi esposo y cuatro hijos…uno de ellos falleció hace 10 años.

Aunque tenga el amor de mi familia, siento que tengo un vacío enorme, me hace falta mi verdad biológica, mis raíces…mi mamá.

Mi marido, con el que estoy casada hace 25 años, y que es una bendición de Dios, me ayuda y me acompaña en la búsqueda. Fuimos como primera medida a la Casa Cuna de San Miguel de Tucumán, la cual está ubicada en la calle Congreso. Allí nos atendió una monja, al plantearle porque estábamos ahí nos contó que los archivos del año ´60 se habían perdido en un incendio. Hablamos con tías y gente del entorno y nadie supo decirnos nada, siempre ese secreto bien guardado, el famoso "pacto de silencio".

Hace unos años, cuando volví a Tucumán a visitar a mi familia, me encontré con una amiga de la niñez, quien me invitó a su casa para contarme una historia que le habían dejado como legado sus tías antes de morir.

Según la historia relatada, por estas hermanas de apellido Rodríguez quienes trabajaban en la Casa Cuna de la provincia de Tucumán, un día saliendo ellas de su trabajo se encontraron en la puerta con una joven con una criatura bella en sus brazos.

Esta joven decía que tenía que dejar a la bebé ahí ya que no podía volver a Salta con ella, y con mucha angustia no daba muchos datos.

Las hermanas Rosa y Nena Rodríguez, sin mucho consultar me llevaron a su casa en Yerba Buena, con la intención de criarme, pero su padre no las dejó por ser ellas dos solteras. Sólo me pudieron brindar su amor por tres meses (sin DNI) hasta que un vecino de la zona buscaba desesperadamente adoptar, Marcos Cornelio Díaz. Él me llevó y me anotó inmediatamente como hija propia en el registro de Yerba Buena, diciendo que su mujer había dado a luz en su domicilio particular.

Rosa y Nena, con mucha tristeza me veían crecer sin su protección, pero sí recalcaban que empezaba a ser muy parecida a la joven madre que un día encontraron en la puerta de la casa cuna.

Con sentimientos encontrados, alegría y tristeza supe algo más de mi existencia y eso quedó grabado en mi mente y en mi corazón…Me parezco a ti Mamá

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Madres e Hijos. Design by Pocket